domingo, 17 de febrero de 2013

Evaluación de las características psicopatológicas


Juicio clínico

Es poner en relación los conocimientos obtenidos, con las calificaciones de perturbaciones preexistentes. Este es momento de diagnósticos de juicio clínico.
Un psicólogo clínico necesita decidir qué tipo de alteración, perturbación o desadaptación tiene un determinado sujeto, Esto equivale a tener que incluir un caso concreto en una clasificación. Para la obtención de un juicio diagnóstico es necesaria una elaboración e integración de los datos obtenidos en el proceso diagnóstico. Esta elaboración puede hacerse a distintos niveles de inferencia.

Diferentes orientaciones
·         Los clínicos de orientación dinámica consideran lo observado en el sujeto como signos de un problema subyacente (por ejemplo, los tics de un sujeto pueden ser tomados como llamadas de socorro).
·  Los clínicos de orientación psicometría o estadísticos, toman los datos psicopatológicos como correlato de otro tipo de conductas (por ejemplo, los tics correlacionarían con altos niveles de ansiedad).
·         Los clínicos conductuales, finalmente, tomarán las manifes-
taciones anormales como muestras de conducta (los tics son conductas motoras repetitivas).

Parece que los factores fundamentalmente implicados en la bondad de esta clase de juicios son dos: 

a) La validez y fiabilidad de las técnicas utilizadas en la evaluación.         

b) Modo en que el experto usa y elabora la información.

El origen de la controversia entre la predicción clínica versus la actualidad iniciada

  • Los clínicos raras veces son mejores en sus predicciones que los que usan simples métodos estadísticos.
  • Los métodos estadísticos son más precisos en la predicción de criterios qui­los clínicos perfectamente entrenados.
  • Los juicios clínicos pueden ser sustituidos por tablas estadísticas que integran perfectamente la información usada en la evaluación.
Para tener fiabilidad en los juicios clínicos, se concretaron las siguientes respuestas o conclusiones:

  • La aparición de criterios diagnósticos consensuados utilizables por los clínicos (RDC, DSM IV).
  • Búsqueda de elaboraciones computarizadas de juicios clínicos del MMPI.
  • Entrevistas estructuras computerizadas de diagnóstico psiquiátrico DIAGNO (Spitzer y Endicott, 1968) CATEGO (Wing et al., 1974).
  • Aparición de los listados de conductas sintomáticas (rating-scciles) que permitieron una agrupación fáctica de los distintos síntomas evaluados en los sujetos dibujando síndromes empíricos, independientes de los marcos teóricos.
Las diferentes técnicas que permiten recabar esta información pueden dividirse en tres grandes grupos: entrevistas, tests (inteligencia, personalidad, neurológicos, fisiológicos), y observación de conducta.

Los autoinformes en la evaluación patológica

El proceso de evaluación tiene una secuencia característica en los diferentes arcos teóricos, y por supuesto también cambian las técnicas concretas mediante s cuales se obtiene la información.

·  Los profesionales con orientación humanista y fenomenológica usarán fundamentalmente la entrevista y en todo caso pruebas de carácter subjetivo.
·  Los profesionales con orientación humanista y fenomenológica usarán fundamentalmente la entrevista y en todo caso pruebas de carácter subjetivo.
·         Los de orientación conductual obtendrán sus datos fundamentalmente mediante la observación directa y los registros la conducta.
·         Un clínico de orientación psicometría usará fundamentalmente Muchas objetivas como los auto informes.

Así, la Psicología dinámica busca la estabilidad sus datos en las codificaciones estrictas de las respuestas a los tests proyectivos.
Lo conductual persigue la generalización de los suyos apoyándose en la estadística El resultado de ello es que los autoinformes y el método estadístico se están convirtiendo en las técnicas más Generalizadas en la obtención de la información en el campo de la patología al que en otros muchos.
Sin embargo, el apoyo en la metodología estadística para la objetivación de los datos clínicos no es una panacea universal, ya que no está exenta de peligros, barios autores han señalado sus errores más frecuentes: a) la identificación parcial constructos teóricos, extraídos de covariaciones no suficientemente probadas; el sesgo de las muestras; c) el número inadecuado de los sujetos que las componen; d) incorrecta elección de instrumentos, y e) problemas acerca de la fiabilidad y de los mismos (Lanyon y Goodstein, 1971.
Otro campo resistente a la utilización de instrumentos estandarizados fue el del conductismo, puesto que centraba su recogida de datos en la observación de un sujeto concreto en una situación determinada. Sin embargo, también desde el conductismo se ha ido evolucionando hacia la aceptación de autoinformes, si bien por otras razones diferentes. Por ejemplo, Kanfer (1972) realizó una encuesta entre los psicólogos aplicados de orientación conductista y se encontró, con sorpresa, que muchos de ellos usaban instrumentos estandarizados, las pruebas estandarizadas de corte conductual: cuestionarios de historia personal, registros de observación, cuestionarios de refuerzos, listados de problemas y evaluaciones biológicas. Kanfer propone las metas siguientes para la evaluación conductual:

1) Establecer el conjunto de procedimientos que se están usando para evaluar el cambio de conducta.

2) Trabajar para incrementar la uniformidad y estructura de estos procedimientos. 

3) Aislar y refinar los instrumentos escogidos para la evaluación de las distintas conductas problema.

4) Trabajar en la validez y fiabilidad de tales instrumentos igual que en los tests estandarizados.

5) Trabajar para entender las diferencias sociales y los criterios personales en función de que se pueda mejorar las comparaciones interindividuales y así el clínico pueda ajustar la técnica a la situación particular y al cliente concreto.

En el caso de que el punto de corte elegido sea bajo, se corre el riesgo de producir diagnósticos de perturbación en sujetos que no la sufren (puesto que sujetos sin una verdadera situación patológica, es decir, normales, podrían alcanzar fácilmente dicha puntuación y se les podría considerar como deprimidos o compulsivos, pongamos por caso, sin serlo), es lo que se llama falsos positivos; por el contrario, si el punto de corte es muy alto es posible que sujetos afectados no sean detectados por la prueba (puesto que no alcanzarían la puntuación necesaria para ser considerados como tales) dando lugar a los falsos negativos. El punto de corte ha de establecerse buscando el equilibrio entre estos dos riesgos, es decir, procurando la consecución de diagnósticos verdaderos negativos y verdaderos positivos. Cuanto mayor es la validez de una prueba tanto mejor es su capacidad de discriminación. Así, se llama sensibilidad a su capacidad de discriminación verdadera positiva, y especificidad a la capacidad de clasificar verdaderos negativos.
Existen numerosos instrumentos que permiten una evaluación de la salud mental de los sujetos desde una perspectiva multidimensional. Estos cuestionarios se usan fundamentalmente como un primer screening (investigación de antecedentes) que permite una localización del problema básico y una focalización y análisis posterior del problema concreto que se ha aislado. 



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