Juicio clínico
Es poner en relación los conocimientos obtenidos, con las
calificaciones de perturbaciones preexistentes. Este es momento de diagnósticos
de juicio clínico.
Un psicólogo
clínico necesita decidir qué tipo de alteración, perturbación o desadaptación
tiene un determinado sujeto, Esto equivale a tener que incluir un caso concreto
en una clasificación. Para la obtención de un juicio diagnóstico es necesaria
una elaboración e integración de los datos obtenidos en el proceso
diagnóstico. Esta elaboración puede hacerse a distintos niveles de inferencia.
Diferentes orientaciones
·
Los clínicos de orientación dinámica consideran lo
observado en el sujeto como signos de un problema subyacente (por ejemplo, los
tics de un sujeto pueden ser tomados como llamadas de socorro).
· Los clínicos de orientación psicometría o
estadísticos, toman los datos psicopatológicos como correlato de otro tipo de
conductas (por ejemplo, los tics correlacionarían con altos niveles de
ansiedad).
·
Los clínicos conductuales, finalmente, tomarán las
manifes-
taciones anormales como muestras de conducta (los tics son conductas motoras repetitivas).
taciones anormales como muestras de conducta (los tics son conductas motoras repetitivas).
Parece que
los factores fundamentalmente implicados en la bondad de esta clase de juicios
son dos:
a) La validez y fiabilidad de las técnicas utilizadas
en la evaluación.
b) Modo en que el experto usa y elabora la información.
El origen de
la controversia entre la predicción clínica versus la actualidad
iniciada
- Los clínicos raras veces son mejores en sus
predicciones que los que usan simples métodos estadísticos.
- Los métodos estadísticos son más precisos en la
predicción de criterios quilos clínicos perfectamente entrenados.
- Los juicios clínicos pueden ser sustituidos por
tablas estadísticas que integran perfectamente la información usada en la
evaluación.
Para tener fiabilidad en los juicios clínicos, se
concretaron las siguientes respuestas o conclusiones:
- La aparición de criterios diagnósticos
consensuados utilizables por los clínicos (RDC, DSM IV).
- Búsqueda de elaboraciones computarizadas de
juicios clínicos del MMPI.
- Entrevistas
estructuras computerizadas de diagnóstico psiquiátrico DIAGNO (Spitzer y
Endicott, 1968) CATEGO (Wing et al., 1974).
- Aparición de los listados de conductas
sintomáticas (rating-scciles) que permitieron una agrupación
fáctica de los distintos síntomas evaluados en los sujetos dibujando
síndromes empíricos, independientes de los marcos teóricos.
Las
diferentes técnicas que permiten recabar esta información pueden dividirse en
tres grandes grupos: entrevistas, tests (inteligencia, personalidad,
neurológicos, fisiológicos), y observación de conducta.
Los autoinformes en la
evaluación patológica
El proceso de evaluación tiene una secuencia
característica en los diferentes arcos teóricos, y por supuesto también cambian
las técnicas concretas mediante s cuales se obtiene la información.
· Los profesionales con orientación humanista y fenomenológica
usarán fundamentalmente la entrevista y en todo caso pruebas de carácter
subjetivo.
· Los profesionales con orientación humanista y fenomenológica
usarán fundamentalmente la entrevista y en todo caso pruebas de carácter
subjetivo.
·
Los de orientación conductual obtendrán sus datos
fundamentalmente mediante la observación directa y los registros la conducta.
·
Un clínico de orientación psicometría usará
fundamentalmente Muchas objetivas como los auto informes.
Así, la Psicología dinámica
busca la estabilidad sus datos en las codificaciones estrictas de las
respuestas a los tests proyectivos.
Lo conductual
persigue la generalización de los suyos apoyándose en la estadística El
resultado de ello es que los autoinformes y el método estadístico se están
convirtiendo en las técnicas más Generalizadas en la obtención de la
información en el campo de la patología al que en otros muchos.
Sin embargo,
el apoyo en la metodología estadística para la objetivación de los datos clínicos
no es una panacea universal, ya que no está exenta de peligros, barios autores
han señalado sus errores más frecuentes: a) la identificación parcial
constructos teóricos, extraídos de covariaciones no suficientemente probadas;
el sesgo de las muestras; c) el número inadecuado de los sujetos que las
componen; d) incorrecta elección de instrumentos, y e) problemas acerca
de la fiabilidad y de los mismos (Lanyon y Goodstein, 1971.
Otro campo
resistente a la utilización de instrumentos estandarizados fue el del
conductismo, puesto que centraba su recogida de datos en la observación de un
sujeto concreto en una situación determinada. Sin embargo, también desde el
conductismo se ha ido evolucionando hacia la aceptación de autoinformes, si
bien por otras razones diferentes. Por ejemplo, Kanfer (1972) realizó una
encuesta entre los psicólogos aplicados de orientación conductista y se
encontró, con sorpresa, que muchos de ellos usaban instrumentos estandarizados,
las pruebas estandarizadas de corte conductual: cuestionarios de historia
personal, registros de observación, cuestionarios de refuerzos, listados de
problemas y evaluaciones biológicas. Kanfer propone las metas siguientes para
la evaluación conductual:
1)
Establecer el conjunto de procedimientos que se están usando para evaluar el
cambio de conducta.
2) Trabajar
para incrementar la uniformidad y estructura de estos procedimientos.
3) Aislar
y refinar los instrumentos escogidos para la evaluación de las distintas
conductas problema.
4) Trabajar
en la validez y fiabilidad de tales instrumentos igual que en los tests
estandarizados.
5) Trabajar para entender las diferencias sociales y
los criterios personales en función de que se pueda mejorar las comparaciones
interindividuales y así el clínico pueda ajustar la técnica a la situación
particular y al cliente concreto.
En el caso
de que el punto de corte elegido sea bajo, se corre el riesgo de producir
diagnósticos de perturbación en sujetos que no la sufren (puesto que sujetos
sin una verdadera situación patológica, es decir, normales, podrían alcanzar
fácilmente dicha puntuación y se les podría considerar como deprimidos o
compulsivos, pongamos por caso, sin serlo), es lo que se llama falsos
positivos; por el contrario, si el punto de corte es muy alto es posible
que sujetos afectados no sean detectados por la prueba (puesto que no
alcanzarían la puntuación necesaria para ser considerados como tales) dando
lugar a los falsos negativos. El punto de corte ha de establecerse
buscando el equilibrio entre estos dos riesgos, es decir, procurando la
consecución de diagnósticos verdaderos negativos y verdaderos positivos. Cuanto
mayor es la validez de una prueba tanto mejor es su capacidad de
discriminación. Así, se llama sensibilidad
a su capacidad de discriminación verdadera positiva, y especificidad a la capacidad de
clasificar verdaderos negativos.
Existen
numerosos instrumentos que permiten una evaluación de la salud mental de los
sujetos desde una perspectiva multidimensional. Estos cuestionarios se usan
fundamentalmente como un primer screening (investigación de antecedentes) que
permite una localización del problema básico y una focalización y análisis
posterior del problema concreto que se ha aislado.
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